(20/11/2018) - En estos tiempos en que las tecnologías de avanzada deslumbran al mundo, es bueno detenernos en el deslumbramiento que, para algunos, producen las irresistibles “redes” cuando las utilizan para convertirse en “autodifusores” de sus actos, liberándose así, de interlocutores que puedan incomodarlos.
Es que “las redes” dentro de su importante aporte a la vida moderna, lo permiten todo, facilitan todo y, haciendo de ellas uso interesado, también posibilitan que el individualismo alcance una fugaz universalidad de irresistible atractivo, rayano en el devaneo.
Difundir u ocultar lo que se hace con la cosa pública, al amparo de la impunidad que facilitan las redes, no reporta ningún merito y a la luz de la verdad, surge el valor de la autoría editorial. Es entonces momento de celebrar la reafirmación de la tarea del periodismo objetivo, cualidad indivisible de la profesionalidad de quienes asumen la responsabilidad de informar la realidad de los sucesos que a diario ocurren en todos los ámbitos de la vida.
Es también momento para recordar a quienes tienen a su cargo la administración de los bienes comunes, que es muy grande la diferencia entre lo que de ellos dicen los medios y lo que, en las redes, ellos dicen de sí mismo.
La credibilidad pretendida con esa desaconsejada modalidad de invertir los dineros públicos para publicitar lo propio en espacios propios, nunca alcanzará a justificar la inversión. Además, denota temor a enfrentarse con el enfoque que la objetividad de un periodista pueda aportar.
NORBERTO GIALLOMBARDO
Editor responsable www.periodicobernales.com
Es que “las redes” dentro de su importante aporte a la vida moderna, lo permiten todo, facilitan todo y, haciendo de ellas uso interesado, también posibilitan que el individualismo alcance una fugaz universalidad de irresistible atractivo, rayano en el devaneo.
Difundir u ocultar lo que se hace con la cosa pública, al amparo de la impunidad que facilitan las redes, no reporta ningún merito y a la luz de la verdad, surge el valor de la autoría editorial. Es entonces momento de celebrar la reafirmación de la tarea del periodismo objetivo, cualidad indivisible de la profesionalidad de quienes asumen la responsabilidad de informar la realidad de los sucesos que a diario ocurren en todos los ámbitos de la vida.
Es también momento para recordar a quienes tienen a su cargo la administración de los bienes comunes, que es muy grande la diferencia entre lo que de ellos dicen los medios y lo que, en las redes, ellos dicen de sí mismo.
La credibilidad pretendida con esa desaconsejada modalidad de invertir los dineros públicos para publicitar lo propio en espacios propios, nunca alcanzará a justificar la inversión. Además, denota temor a enfrentarse con el enfoque que la objetividad de un periodista pueda aportar.
NORBERTO GIALLOMBARDO
Editor responsable www.periodicobernales.com
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