Martiniano Molina continúa permitiendo una feria gastronómica privada e ilegal disfrazada de kermes cultural en el Museo municipal del Transporte

El fin de semana pasado y por segunda vez en el año, el Museo Municipal del Transporte de Quilmes Oeste, fue escenario de una feria gastronómica que se realizó sin contar con el correspondiente permiso municipal. La administración Molina la disfraza de "kermes cultural" pero la realidad es que se trata de la conocida y polémica Feria de las Colectividades, un emprendimiento exclusivamente privado que cuenta con el beneficio de venir a Quilmes, utilizar un espacio público municipal y contar con el beneficio del Municipio.


La actividad ilegal ya fue tema de debate y denuncias dentro del Concejo Deliberante. La actividad se viene realizando desde hace dos años. Concejales de la oposición presentaron un pedido de informes. El expediente está "cajoneado" dentro de la comisión de Educación y Cultura que preside al concejal Daniela Conversano.

ARIEL DOMENE

Conversano es la esposa del secretario de Educación y Cultura, Ariel Domene, autor de la picardía de pretenden presentar como kermes cultural una feria gastronómica privada. Se trata de un particular que regentea o contrata a personas para que explotan los puestos.
Ese particular tiene acuerdos con Municipios. En el caso de Quilmes, el acuerdo es con la secretaría de Cultura pero sin el correspondiente permiso del Concejo Deliberante. Es irregular, es ilegal, es trucho.

RESPUESTAS

Domene fue consultado por ese periodista el año pasado sobre esta "kermes cultural". Dijo que había un convenio y que iba a presentar una copia del mismo. Nunca lo hizo. Meses despuès se desdijo y aseveró que había firmado un decreto, el cual tampoco mostró.

CONCEJO DELIBERANTE

Ni el ni su esposa, la presidente de la comisión que tiene cajoneado el expediente de pedidos de informes, hablan del tema pero a pesar de las denuncias parece que tienen el entero respaldo del intendente Martiniano Molina.
Es como que se goza de impunidad. Es un emprendimiento gastrónomico privado en un espacio muicipal y donde se les cobra a los aproximadamente 100 puestos que participan. Esos comerciantes le pagan a quien organiza. 
No se entiende como se permite un importante negocio sin contar con el permiso del Concejo Deliberante. Lo que sí queda claro es que se pretende esconder y tapar esa actividad gastronómica con el nombre de kermés cultural.
Una verdadera truchada que permite la administración Molina.

Pedro Navaro Robles

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